Las máximas y las mínimas, la época de lluvias, nevadas, el calor seco que pasa quemándome los pulmones cuando inspiro profundamente, el gélido frío que encoge mi capacidad pulmonar y hace que me paralices durante una décima de segundo, que me hace sentir más pequeño. La sequedad del ambiente.
Diferencias entre el clima que encuentro en Madrid con el clima que crecí, en Adra. No conocía los abrigos hasta llegar aquí, a la capital. Esos abrigos son los mismos que permanecen en el armario de mi habitación, encerrados, imposibilitando que contemplen mi ciudad cada vez que vuelvo a visitar mi casa.
2 comentarios:
Ya he leido las actualizaciones. La verdad es que el clima de nuestro pueblo es envidiable...Que cierto es que los abrigos todavia no han paseado por sus calles...
Un besazo niño!Sigue asi!
Publicar un comentario